lunes, 20 de abril de 2015

Ruta por la Sierra de la Calera (Santa Marta)



  Como se tenia previsto pero siempre pensando en la climatología tan irregular en estas fechas, el grupo de senderistas de "Los Exprex" nos desplazamos por "exigencia" de Gracia una santa marteña de pró, a la bonita y cercana localidad de Santa Marta de los Barros, a disfrutar de una bonita mañana  de senderismo y de una convivencia que como otras son difíciles de olvidar donde cada un@ pone lo mejor que tiene, después de un suculento desayuno aquí en Badajoz donde siempre.

Cuando llegamos nos encontramos como guía a un buen senderista y mejor amigo mio como  es  Paco Lázaro, acompañado por Ramón Cintas tan afable como el amigo Paco.
  Nada mas llegar se nos obsequio a los componentes del grupo con un verdadero documento como eran unos  "catálogos" con casi treinta fotografías de las distintas orquídeas que íbamos a poder contemplar a todo lo largo de la mañana.

Debo decir que Paco Lázaro fue el impulsor quizás de una de las primeras rutas a nivel regional con las que al terminar se obsequiaban a los participantes a una buenisima garbanzada , acompañada con unas tortillas españolas, y ademas ¡GRATIS¡ hasta que llegó la famosa crisis y los recortes a los que todos nos vimos en la necesidad de recortar, y el Ayuntamiento de Santa Marta no iba a ser la excepción .

 Eran sobre las diez de la mañana cuando iniciamos la caminata de unos dieciocho preciosos kilómetros en una mañana difícil de explicar por todo lo que estábamos contemplando, viendo en primer lugar los restos romanos de una pequeña presa al salir del pueblo, las sensaciones que estábamos sintiendo como era el olor de las jaras en plena floración, cuando subíamos a la sierra de "La Calera", nombre que recibe porque antiguamente era de donde se cogía la cal y la desplazaban al pueblo para "blanquear", y muy pendiente de la flora donde consultábamos con frecuencia la flor que estábamos viendo con las de el catalogo.

 Toda la ruta fue muy espectacular tanto de cuando estábamos "cresteando" por todo lo alto de la sierra contemplando un paisaje donde se veían diferentes pueblos que los "guías" se encargaban de decirnos los nombres de ellos, para después del pequeño receso arriba del todo para recuperar fuerzas a base de pequeños frutos secos, naranjas ect. empezar la bajada donde la protagonista era la jara que nos izo recordar otras zonas donde lo que predomina en los arboles el blanco.

 Bajando la dehesa se mostraba preciosa también debido a que había llovido hacia unos días y el posterior calorcito del sol que disfrutamos después hizo que el campo y debajo de las encinas estaba como una mesa de billar, o un campo natural para jugar al golf, ¡precioso¡ no se le podía pedir al día nada mas.

  Pasamos muy cerca de  una manada de vacas que al vernos echaron a correr ¡que espectáculo¡ ver a los animales correr en su hábitat, para mas adelante pasar por donde había una serie de colmenas y nada mas fue decir que pasásemos cuanto antes, cuando siento que una se me ha "entrado" por debajo del ala de mi gorro, me doy unos guantazos en el cuello y seguía sintiéndola, termino quitándome el gorro para facilitarle a que saliese, y entonces es cuando me siento que me pica en medio de la cabeza. siento que me escuece un poquito pero no le doy la menor importancia, pero aun así lo pongo en conocimiento de Carmen Gomez la médico que tambien  venia, quien al mirar la picadura me saca el aguijón, fué la anécdota de la mañana.

  Después vimos el "comportamiento" tan violento de una piara de grandes cerdos cuando unos operarios estaban preparándoles el pienso para ellos tener acceso a el, impresionante como ver correr a la persona después de abrirles el cerrojo que les daba acceso a la comida.

  Prácticamente la caminata termino sobre las dos de la tarde para cuando llegamos de vuelta al pueblo entrar en el primer bar por recomendación de Gracia y empezaron "a caer" tubos de cervezas como si no hubiésemos bebido en la vida, terminando pagando cuarenta y siete € en cervezas en menos de diez minutos entre los diecisiete que íbamos.

  Para a continuación dirigirnos al restaurante donde nos tenían preparado un suculento cocido extremeño (c'ontó sus avíos) ademas de unas tortillas y lo que vino . . después, total una jornada memorable como cada vez que nos reunimos, y ya. . . ¿hasta cuando?
Fuimos diecisiete senderistas del grupo de . . . "Los Exprex"

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